Ansiedad

 

La ansiedad es la más común y universal de las emociones. Es un estado subjetivo de incomodidad, malestar o tensión. Hay respuestas de ansiedad que son adaptativas para la especie humana, puesto que se dan ante situaciones que comprometen nuestra seguridad y tienen una finalidad protectora. En estos casos, el miedo nos prepara para la huida o la lucha, típicas respuestas de ansiedad. Cuando estas respuestas se activan para encarar un peligro inexistente hablamos de trastornos de ansiedad. En estos casos, se producen un conjunto de respuestas fisiológicas, cognitivas y conductuales que ya no resultan adaptativas para el ser humano, provocándonos un malestar que puede abarcar todos los ámbitos de nuestra vida.

Todo el mundo sabe, en mayor o menor medida lo que es sentir ansiedad, por ejemplo, los clásicos hormigueos en el estómago antes de la primera cita, la tensión que se siente cuando el jefe está enfadado, o la manera en late el corazón cuando estamos en peligro. La ansiedad nos anima a enfrentarnos a una situación amenazante.

Pero cuando se sufre de algún trastorno de ansiedad, esta emoción, que normalmente es útil puede tener un resultado precisamente contrario: evita que afrontemos determinadas situaciones  y acaba por trastornar nuestra vida diaria.

Un trastorno de ansiedad puede hacer que nos sintamos ansiosos casi todo el tiempo  sin ninguna causa aparente. O las sensaciones de ansiedad pueden ser tan incómodas que, para evitarlas, dejamos de realizar algunas de nuestras actividades diarias. También podemos  sufrir ataques ocasionales de ansiedad tan intensos que nos aterrorizan e inmovilizan.

 

¿Qué es una crisis de angustia?

Las crisis de angustia suelen aparecer de forma brusca y se caracterizan por un miedo o malestar intenso, acompañado de síntomas diversos, como taquicardia, nerviosismo, sudoración, sensación de ahogo, miedo a perder el control o incluso a morir. Una vez se produce la primera crisis es muy frecuente generar una especie de miedo anticipatorio a que se repita la misma, lo que a veces se denomina “miedo al miedo”. Lo más habitual en estos casos es desarrollar una conducta de evitación, cuando la crisis se ha producido por alguna situación u objeto en particular, como pasa en las fobias específicas o en la agorafobia.

A continuación se presenta el Inventario de Ansiedad de Beck, que también tenéis disponible en el anexo. Aunque no tiene ningún valor diagnóstico se trata de una herramienta útil para valorar los síntomas somáticos de la ansiedad.

 

INVENTARIO DE ANSIEDAD DE BECK

(Beck Anxiety Inventory) - BAI Beck, A.T.; Brown, G.; Epstein, N. y Steer, R.A. (1988)

 

LISTADO DE ÍTEMS

Señale a la izquierda de cada número según esta escala:

(0) En absoluto.

(1) Levemente, no me molesta mucho.

(2) Moderadamente, fue muy desagradable pero pude soportarlo.

(3) Severamente, casi no pude soportarlo.

 

SÍNTOMAS ESCALA (0 1 2 3)

1. Hormigueo o entumecimiento.

2. Sensación de calor.

3. Temblor de piernas.

4. Incapacidad de relajarse.

5. Miedo a que suceda lo peor.

6. Mareo o aturdimiento.

7. Palpitaciones o taquicardia.

8. Sensación de inestabilidad e inseguridad física.

9. Terrores.

10. Nerviosismo.

11. Sensación de ahogo.

12. Temblores de manos.

13. Temblor generalizado o estremecimiento.

14. Miedo a perder el control.

15. Dificultad para respirar.

16. Miedo a morirse.

17. Sobresaltos.

18. Molestias digestivas o abdominales.

19. Palidez.

20. Rubor facial.

21. Sudoración (no debida al calor).

 
 

 

 

Interpretación sugerida según la puntuación obtenida:

-De 0-21: Ansiedad muy baja

-De 22-35: Ansiedad moderada

-Más de 36: Ansiedad severa