Trastorno de estrés postraumático (TEPT)

En los últimos 25 años, más de 150 millones de personas anualmente han sido afectados directamente por catástrofes naturales y otros acontecimientos traumáticos. Entre ellos, desastres como temporales, huracanes o terremotos, así como actos de terrorismo, violencia, guerra o delincuencia.

Los efectos físicos de un desastre son evidentes. Cientos o miles de personas pierden sus vidas o son gravemente heridos. Pero los supervivientes arrastran las consecuencias durante toda su vida. Dolor y sufrimiento se distribuyen a partes iguales.

Obviamente, no sólo hay efectos físicos, sino también emocionales, como miedo, ansiedad, estrés, ira, rabia, resentimiento, bloqueo emocional…

Para muchas víctimas, estos efectos se mitigan e incluso desaparecen con el tiempo. Sin embargo, para otros muchos, las secuelas son a largo plazo y alcanzan en ocasiones la condición de crónicas si no reciben el tratamiento adecuado.

No existe, hasta el momento, una receta eficaz susceptible de ser aplicada universalmente para responder desde el punto de vista psicosocial a los desastres.

Probablemente parte del problema resida en la gran variabilidad que se produce en el origen de estos acontecimientos traumáticos.

Algunos, como los huracanes o los terremotos tienen un origen natural, mientras que otros como las guerras, la violencia o el terrorismo son producto de los seres humanos. Unos, como los actos delictivos con violencia afectan a un reducido grupo de personas, mientras que las catástrofes naturales afectan a comunidades, e incluso países enteros.

Ejemplos recientes son el terremoto y Tsunami de Japón de 2011 o los acontecimientos acaecidos en 2001 en las torres gemelas de Nueva York.

La exposición a eventos traumáticos y las consecuencias que de ello se derivan no es un fenómeno nuevo. Los seres humanos han estado experimentando tragedias y desastres a lo largo de toda la historia.

El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-III) reconoció por primera vez el trastorno por estrés postraumático como una entidad diagnóstica diferenciada en el año 1980. Fue categorizado como un trastorno de ansiedad por la característica presencia de ansiedad persistente, hipervigilancia y conductas de evitación fóbica.

En 1994,el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV) fue publicado y en él se recogen, respecto a los criterios diagnósticos del trastorno, los últimos avances e investigaciones realizadas en el campo.

 

TIPOS DE EVENTOS TRAUMÁTICOS

Los eventos traumáticos son, en la mayoría de las ocasiones, inesperados e incontrolables y golpean de manera intensa la sensación de seguridad y auto-confianza del individuo provocando intensas reacciones de vulnerabilidad y temor hacia el entorno.

Ejemplos de este tipo de situaciones son los siguientes:

  • Accidentes
  • Desastres naturales –huracanes, terremotos, inundaciones, avalanchas, erupciones volcánicas-
  • Inesperadas muertes de familiares
  • Asaltos/delitos/violaciones
  • Abusos físicos/sexuales infancia
  • Torturas
  • Secuestros
  • Experiencias combate

Otras formas de estrés severo (pero no extremo) pueden afectar seriamente al individuo pero generalmente no son los detonantes típicos de un trastorno por estrés postraumático, como por ejemplo la pérdida del puesto de trabajo, divorcio, fracaso escolar...

Es importante destacar que en algunas ocasiones se presentan otros trastornos asociados como depresión, trastorno de ansiedad generalizada, ataques de pánico o abuso de sustancias.

 

SÍNTOMAS DEL TRASTORNO POR ESTRÉS POSTRAUMÁTICO

Puede agruparse la sintomatología asociada mas común en tres grandes bloques:

A. RE-EXPERIMENTACIÓN DEL EVENTO TRAUMÁTICO

  • Flashbacks. Sentimientos y sensaciones asociadas por el sujeto a la situación traumática
  • Pesadillas .El evento u otras imágenes asociadas al mismo recurren frecuentemente en sueños.
  • Reacciones físicas y emocionales desproporcionadas ante acontecimientos asociados a la situación traumática

B. INCREMENTO ACTIVACIÓN

  • Dificultades conciliar el sueño
  • Hipervigilancia
  • Problemas de concentración
  • Irritabilidad / impulsividad / agresividad

C. CONDUCTAS DE EVITACIÓN Y BLOQUEO EMOCIONAL

  • Intensa evitación/huida/rechazo del sujeto a situaciones, lugares, pensamientos, sensaciones o conversaciones relacionadas con el evento traumático.
  • Pérdida de interés
  • Bloqueo emocional
  • Aislamiento social

Los tres grupos de síntomas mencionados son los que en mayor medida se presentan en la población afectada por el trastorno por estrés postraumático, sin embargo es común observar en la práctica clínica otros problemas asociados al mismo.

Entre los TRASTORNOS más comúnmente asociados destacan:

 

ATAQUES DE PÁNICO

Los individuos que han experimentado un trauma tienen posibilidades de experimentar ataques de pánico cuando son expuestos a situaciones relacionadas con el evento traumático.

Estos ataques incluyen sensaciones intensas de miedo y angustia acompañadas de síntomas como taquicardias, sudoración, nauseas, temblores...

 

DEPRESIÓN

Muchas personas sufren episodios depresivos posteriores , pérdida de interés, descenso de la autoestima e incluso en los casos de mayor gravedad ideaciones suicidas recurrentes.

Estudios recientes muestran, por ejemplo, que aproximadamente el 50% de las víctimas de violación muestran ideas recurrentes de suicidio.

 

IRA Y AGRESIVIDAD

Se tratan de reacciones comunes y, hasta cierto punto lógicas, entre las víctimas de un trauma. Sin embargo cuando alcanzan límites desproporcionados interfiere de forma significativa con la posibilidad de éxito terapéutico así como en el funcionamiento diario del sujeto.

 

ABUSO DE DROGAS

Es frecuente el recurso a drogas como el alcohol para tratar de huir/esconder el dolor asociado. En ocasiones esta estrategia de huida aleja al sujeto de recibir la ayuda adecuada y no hace más que prolongar la situación de sufrimiento.

 

CONDUCTAS EXTREMAS DE MIEDO / EVITACIÓN

La huida/evitación de todo aquello relacionado con la situación traumática es un signo común en la mayoría de los casos, no obstante, en ocasiones este intenso miedo y evitación se generaliza a otras situaciones, en principio no directamente asociadas con la situación traumática lo que interfiere de forma muy significativa con el funcionamiento diario del sujeto.

Estos y otros síntomas, en la mayoría de los casos, disminuyen de manera significativa durante el tratamiento, sin embargo en ocasiones, y dada su gravedad, pueden requerir intervenciones adicionales específicas.

 

CRITERIOS DIAGNÓSTICOS MANUAL DIAGNÓSTICO Y ESTADÍSTICO DE LOS TRASTORNOS MENTALES DSM-IV

 

A. La persona ha estado expuesta a un acontecimiento traumático en el que han existido 1 y 2:

  1. La persona ha experimentado, presenciado o le han explicado uno (o más) acontecimientos caracterizados por muertes o amenazas para su integridad física o la de los demás.
  2. La persona ha respondido con un temor, una desesperanza o un horror intensos. Nota: En los niños estas respuestas pueden expresarse en comportamientos desestructurados o agitados.

B. El acontecimiento traumático es re-experimentado persistentemente a través de una (o más) de las siguientes formas:

  1. Recuerdos del acontecimiento recurrentes e intrusos que provocan malestar y en los que se incluyen imágenes, pensamientos o percepciones. Nota: En los niños pequeños esto puede expresarse en juegos repetitivos donde aparecen temas o aspectos característicos del trauma.
  2. Sueños de carácter recurrente sobre el acontecimiento, que producen malestar. Nota: En los niños puede haber sueños terroríficos de contenido irreconocible.
  3. El individuo actúa o tiene la sensación de que el acontecimiento traumático está ocurriendo (se incluye la sensación de estar reviviendo la experiencia, ilusiones, alucinaciones y episodios disociativos de flashback, incluso los que aparecen al despertarse o al intoxicarse). Nota: Los niños pequeños pueden re-escenificar el acontecimiento traumático específico.
  4. Malestar psicológico intenso al exponerse a estímulos internos o externos que simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático.
  5. Respuestas fisiológicas al exponerse a estímulos internos o externos que simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático.

C. Evitación persistente de estímulos asociados al trauma y embotamiento de la reactividad general del individuo (ausente antes del trauma), tal y como indican tres (o más) de los siguientes síntomas:

  1. Esfuerzos para evitar pensamientos, sentimientos o conversaciones sobre el suceso traumático.
  2. Esfuerzos para evitar actividades, lugares o personas que motivan recuerdos del trauma.
  3. Incapacidad para recordar un aspecto importante del trauma.
  4. Reducción acusada del interés o la participación en actividades significativas.
  5. Sensación de desapego o enajenación frente a los demás.
  6. Restricción de la vida afectiva (p. ej., incapacidad para tener sentimientos de amor).
  7. Sensación de un futuro desolador (p. ej., no espera obtener un empleo, casarse, formar una familia o, en definitiva, llevar una vida normal).

D. Síntomas persistentes de aumento de la activación (arousal) (ausente antes del trauma), tal y como indican dos (o más) de los siguientes síntomas:

  1. Dificultades para conciliar o mantener el sueño.
  2. Irritabilidad o ataques de ira.
  3. Dificultades para concentrarse.
  4. Hipervigilancia.
  5. Respuestas exageradas de sobresalto.

E. Estas alteraciones (síntomas de los Criterios B, C y D) se prolongan más de 1 mes. 
 

F. Estas alteraciones provocan malestar clínico significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.