Insomnio

 

El insomnio es la dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido, o una alteración en el patrón del sueño que, al despertarse, lleva a la percepción de que el sueño ha sido insuficiente. En el primer caso, cuando no podemos iniciar el sueño, es el llamado insomnio de conciliación, mientras que cuando la dificultad radica en permanecer dormido, se llama insomnio de mantenimiento.

El insomnio se considera no tanto como una enfermedad sino como un síntoma. Puede ser consecuencia de diversos trastornos emocionales y físicos y del uso de medicamentos. La dificultad para conciliar el sueño es frecuente entre jóvenes y ancianos y a menudo se manifiesta en el curso de alteraciones emocionales como ansiedad, nerviosismo, depresión o temor. Incluso hay personas que tienen dificultades para conciliar el sueño simplemente porque no experimentan cansancio, ni físico ni mental. Si el insomnio se mantiene únicamente durante unos días y hasta 3 ó 4 semanas, es diagnosticado como insomnio transitorio mientras que a partir de un mes, sería insomnio crónico.

No hay que confundir el insomnio con dormir poco, pues hay muchas personas que duermen menos horas de lo que se considera normal o estándar (7-8 horas) pero no tienen dificultades para conciliar el sueño ni tienen despertares frecuentes u otros problemas asociados al insomnio.
 

Las personas tienden a dormir menos a medida que envejecen y también se producen cambios en las fases del sueño. El sueño de la fase 4 disminuye y con el tiempo desaparece, en tanto que la persona se despierta con más frecuencia durante las demás fases. Aunque normales, estos cambios en el patrón del sueño hacen que la gente mayor piense que no está durmiendo lo suficiente. Sin embargo, no existen pruebas de que las personas sanas de edad avanzada necesiten dormir tanto como los jóvenes ni que requieran medicamentos para dormir con el fin de evitar estos cambios normales asociados con la edad.

El patrón del insomnio de primera hora de la mañana es más frecuente en las personas de edad avanzada. Algunas personas concilian el sueño normalmente, pero se despiertan varias horas antes de la hora habitual, no pueden volver a dormirse con facilidad y, a veces, tienen un sueño inquieto y poco reparador. A cualquier edad, el hecho de despertarse muy temprano puede ser un síntoma de depresión.

Las personas con una alteración en su patrón de sueño pueden experimentar inversiones en el ritmo del sueño, es decir, concilian el sueño a horas inadecuadas y no pueden dormir cuando deberían hacerlo. Las inversiones en el ritmo del sueño reflejan generalmente un desfase horario por un viaje en avión (especialmente de este a oeste), turnos de trabajo nocturnos irregulares, cambios frecuentes de horarios (trastornos del ritmo circadiano). A veces se debe al efecto secundario de un fármaco. El patrón de sueño puede verse alterado por lesiones al reloj interno del cerebro (causadas por una encefalitis, un ictus, o una enfermedad de Alzheimer, por ejemplo).

 

 

Consejos de higiene del sueño:

  • -Emplear el tiempo que estamos en cama para dormir.
  • -Evitar comidas y cenas “pesadas”.
  • -Hacer ejercicio con regularidad, pero evitando cualquier actividad física intensa en las horas previas a dormir.
  • -Evitar tomar cafeína a partir de la tarde.
  • -Establecer alguna rutina que pueda asociarse a la conducta de dormir, como leer un rato antes o practicar algunos ejercicios de relajación.
  • -Evitar ruidos o luces que nos puedan molestar a la hora de dormir, manteniendo un ambiente agradable en nuestra habitación.
  • -Evitar el consumo de muchos líquidos antes de ir a la cama, de manera que no tengamos que levantarnos demasiado para ir al baño.
  • -Evitar, en la medida de lo posible, las preocupaciones en la cama. Emplear autoinstrucciones, si es necesario.