Técnicas operantes

 

"La disciplina es la parte más importante del éxito"

Truman CAPOTE

Las técnicas operantes han sido unas de las que se han empleado primero y con mayor frecuencia en modificación de conducta. Tienen su origen en los trabajos de Thorndike (1898) sobre aprendizaje animal y en el condicionamiento operante de Skinner (1938). Por lo tanto, se basa en la presentación de reforzadores positivos o negativos para la adquisición de una conducta adaptativa.

Las técnicas operantes implican la disposición ordenada de estímulos antecedentes y consecuentes con objeto de alterar la probabilidad de emisión de una conducta. Se trata de un grupo heterogéneo de procedimientos que pueden utilizarse para mantener o incrementar conductas (ej.: programas de reforzamiento directo, contratos conductuales, economía de fichas, control de estímulos, reglas) para enseñar o establecer conductas nuevas (ej.: encadenamiento, moldeamiento), o bien para eliminarlas o disminuirlas.


Las técnicas operantes ocupan un lugar preeminente entre las estrategias de intervención conductual, hasta el punto que es difícil imaginar una intervención en la que no se vean implicadas o en la que no se utilicen, en un momento u otro, a lo largo del tratamiento. Igualmente, suelen formar parte de los programas conductuales que se aplican en el ámbito de la salud, teniendo como objetivo básico propiciar la aparición de conducta y hábitos saludables, y disminuir la emisión de conductas perjudiciales para la salud o que deterioran la calidad de vida de los individuos, o que interfieren la emisión de conductas saludables. Con frecuencia, su aplicación supone la participación de personas del medio del sujeto.


El alcance de estas técnicas dentro del ámbito de la salud abarca cualquier programa en el que se intente incrementar, potenciar o mantener la emisión de una respuesta (generalmente mediante contratos conductuales y reforzamiento positivo o programa de economía de fichas), o bien, y menos frecuentemente, enseñar una conducta nueva, no existente en el repertorio del sujeto (ya sea por moldeado o encadenamiento). Entre los usos más habituales destacan:


Mejora de la adherencia a tratamientos médicos


Se aplican programas de reforzamiento positivo director, economía de fichas o contratos conductuales, en los que se refuerza al sujeto por el cumplimiento de las prescripciones médicas, pudiendo además penalizar los incumplimientos.


Mantenimiento y mejora de hábitos de salud y de la calidad de vida de los individuos (ej.: cambio de hábitos de alimentación, hacer ejercicio)
 

Este tipo de programas suele implicar el establecimiento de objetivos progresivos, el reforzamiento de las conductas a potenciar, y, en su caso, el coste de respuesta por su incumplimiento o por la emisión de conductas incompatibles con éstas. Las condiciones de los programas suelen especificarse en contratos conductuales. Este tipo de programas es especialmente relevante en conductas como hacer ejercicio, cuyas consecuencias positivas se producen a largo plazo, mientras que las consecuencias a corto plazo resultan aversivas. En estos casos es crucial recurrir a la aplicación de reforzadores externos que ayuden al sujeto a mantener la conducta en aquellos momentos iniciales en los que ésta tan solo obtiene consecuencias negativas.


Tratamiento del dolor crónico
 

Como parte integrante de los programas de tratamiento para este tipo de problemas se incluyen técnicas para la reorganización de las contingencias de reforzamiento presentes en el medio del sujeto y que contribuyen a mantener las conductas de dolor del sujeto. Las quejas, peticiones de ayuda y solicitudes de reposo de los pacientes con dolor, son conductas que suelen ser reforzadas por la atención de las personas que rodean al enfermo, así como por la evitación y delegación de responsabilidades. Resulta esencial entrenar a los familiares y personas que conviven con el paciente en los principios básicos del aprendizaje, y enseñarles a extinguir las conductas inadecuadas y reforzar, en su lugar, conductas adaptativas del paciente.


Otras aplicaciones


También se han utilizado programas de economía de fichas para fomentar las conductas de higiene y autocontrol entre pacientes con deterioro cognitivo, niños institucionalizados o ancianos internados en residencias. También se puede recurrir a la aplicación de moldeado o encadenamiento para la enseñanza de hábitos higiénicos básicos, no presentes en el repertorio conductual del sujeto, o de tratamientos médicos auto-aplicados.
Así mismo, es frecuente la utilización de contratos conductuales, centrados en diversos aspectos de la terapia, entre los que figuran horario, duración, cumplimiento de las tareas para casa, colaboración activa, participación en las sesiones de seguimiento, etc. Este tipo de contrato actúa como facilitador de la adherencia al tratamiento o como factor motivador; para incrementar este último efecto, incluso puede establecerse un contrato de contingencias acompañado de un depósito monetario que el sujeto irá recuperando paulatinamente y contingentemente a la asistencia a las distintas fases del tratamiento y a los sucesivos seguimientos.

 

Desarrollar y mantener conductas

 

Dentro de estas técnicas vamos a diferenciar entre tres métodos diferentes:


1.    Moldeamiento
2.    Desvanecimiento
3.    Encadenamiento


Antes de entrar a explicar cada método es necesario entender el concepto de refuerzo o reforzador. Un reforzador positivo es un evento que al presentarse inmediatamente después de una conducta, provoca que aumente la frecuencia de dicha conducta.
Por otro lado el refuerzo negativo es aquel que incrementa la frecuencia de una respuesta o conducta por la terminación de un estímulo aversivo inmediatamente después de que se ejecute dicha conducta.


1. Moldeamiento.
Se trata de un procedimiento operante en el cual se refuerzan las aproximaciones sucesivas a una conducta objetivo determinada. Tenemos que tener en cuenta que para poder establecer una conducta concreta se ha de reforzar la misma, es decir, que tenemos que buscar un reforzador apropiado y utilizarlo adecuadamente. Este método se utiliza con frecuencia para lograr comportamientos deseados en los niños. El comportamiento que buscamos no está en el repertorio del niño y, por lo tanto, nunca se produce; entonces, hay que entrenarlo reforzando las aproximaciones a dicho comportamiento. El moldeamiento implica el uso del refuerzo diferencial, reforzando las respuestas más cercanas al comportamiento deseado. Esta técnica se suele utilizar cuando hay que mejorar destrezas que implican paciencia, constancia, precisión y/o velocidad. También es muy utilizada para la adquisición del lenguaje.


2. Desvanecimiento.
En este procedimiento se proporcionan ayudas externas para que la persona consiga realizar la conducta deseada, para posteriormente retirar esas ayudas.
En el procedimiento, por tanto, haya una fase aditiva, en la que se van proporcionando instigadores o ayudas cada vez mayores hasta que se logra que la otra persona realice la conducta, y una fase sustractiva en la que se retiran gradualmente las ayudas. Existen diversas variantes en las que se puede:

  • Disminuir la intensidad de la ayuda una vez  que la otra persona le imita.
  • Demorar el tiempo antes de ayudar.
  • Disminuir la extensión de la ayuda.

Algunas de sus aplicaciones son el aprendizaje de la escritura, la denominación de objetos o las habilidades motoras.


3. Encadenamiento.
En este método se descompone una conducta compleja en diversas partes o segmentos elementales, que pueden entrenarse por separado. Las características de las cadenas conductuales son:

  • Debe ejecutarse una secuencia de respuestas discretas.
  • Cada respuesta adquiere la propiedad de ser reforzador para la respuesta anterior y de ser estímulo discriminativo para la siguiente.
  • Toda la cadena se ejecuta siguiendo una secuencia específica.

Hay 3 variantes de la técnica:


a.    Presentación de la cadena completa.
b.    Encadenamiento hacia delante.
c.    Encadenamiento hacia atrás.


Por ejemplo: la conducta de lavarse los dientes. Podríamos dividirla en pequeños fragmentos; modo de coger el cepillo, moverlo de arriba abajo, enjuagarse y limpiar los utensilios.
De esta manera, se puede presentar la cadena completa de golpe, pero también se puede presentar y reforzar cada fragmento uno a uno empezando por el modo de coger el cepillo y acabando por limpiar los utensilios (hacia delante) o al revés, empezando por limpiar los utensilio y acabando por el modo de coger el cepillo (hacia atrás).
Entre sus aplicaciones destacan la educación especial, adquisición de habilidades de autocuidado (aseo, vestido…), juego, manualidades, deportes, etc.

 

Reducir y eliminar conductas

 

El objetivo de estas técnicas es eliminar conductas inapropiadas mediante la pérdida de un reforzador positivo. Entres sus aplicaciones destacan las conductas perturbadoras, la agresividad o la desobediencia.
Entre los métodos más utilizados destacan:


•    Tiempo fuera
•    Saciación
•    Sobrecorrección


Tiempo Fuera
Se trataría de suprimir de forma contingente la posibilidad de obtener reforzamiento positivo durante un determinado período de tiempo.
Variantes que se utilizan:
a.    Tiempo fuera de aislamiento. Es la variante más intrusiva y restrictiva. La persona es trasladada desde un área de reforzamiento a otro lugar menos reforzante.
b.    Tiempo fuera de exclusión. Se restringe el acceso a un reforzamiento inmediato. La persona, en este caso permanece en la habitación pero de cara a la pared o tras una pantalla. Tiene un nivel de intrusividad intermedio.
c.    Tiempo fuera de no exclusión. Es la variante menos intrusiva y en ella la persona permanece al margen de la actividad, observando el reforzamiento de la conducta apropiada de sus compañeros durante un breve período.
A continuación se listan algunas recomendaciones para aplicar la técnica adecuadamente.

 

  • El sitio al que lo retiremos temporalmente debe ser un sitio en el que no tenga al alcance juegos u otras compañías para entretenerse. No se trata de buscarle un sitio hostil sino un sitio que sea aburrido con escasas posibilidades de que pueda hacer algo para pasar el tiempo.
  • Debemos trasladarlo inmediatamente después de aparecer la conducta o en el momento que ha llegado a un punto insostenible (por ejemplo, discusión entre hermanos que llega a un punto de descontrol).
  • No discuta con él, no entre en recriminaciones ni calificativos despectivos como: "Eres muy malo y te voy a castigar" o "Me tienes harta, no tienes remedio... " Sí puede explicarle, con un tono calmado pero seguro e imperativo, el motivo de su retirada. Para ello dígaselo concretando su queja "Como has pegado a tu hermanito no vas a poder jugar con él". Haga caso omiso de sus protestas o promesas. La idea es lanzarle un mensaje muy claro de que ha hecho algo mal y que estamos disgustados con él. Al respecto y de forma muy breve puede también decirle (ajustando el mensaje a la edad del niño) algo así como: "me has decepcionado tanto que, en estos momentos no quiero estar contigo. Me siento muy triste".
  • No permita que salga antes de tiempo del lugar de aislamiento. Si lo hace adviértale de consecuencias más negativas como que deberá estar más rato en esta situación.
  • El tiempo de aislamiento normalmente se calcula en base a un minuto por año del niño con un máximo de 20 minutos. Sin embargo, esto debe ser valorado por los padres. No se aconsejan tiempos más largos ya que pueden producir la conducta contraria a la que queremos eliminar.
  • Si cuando lo vamos a buscar nos vuelve a regalar con conductas inadecuadas, hay que advertirle que si quiere salir deberá estar al menos 15 segundos sin efectuarlas. Manténgase firme en la decisión. Si pasa la prueba es muy posible que los episodios remitan, si cede aumentarán con toda probabilidad.
  • En el caso de que haya provocado desperfectos en el interior del habitáculo (ha desordenado o roto alguna cosa) deberá reponerlo o corregirlo con alguna acción antes de salir.
  • Debemos tener cuidado que esta retirada física no comporte algún tipo de beneficio indirecto al niño. Por ejemplo si el niño consigue dejar de estudiar o evitarse comer algo que no le gusta, lo que haríamos es reforzar la conducta inadecuada.
  • Ésta técnica suele ser muy efectiva si se utiliza adecuadamente y con decisión. La efectividad de la técnica, independientemente de que le estamos retirando la atención, es que estamos despertando, contingentemente con la aparición de las conductas no deseadas, uno de los "fantasmas infantiles" más presentes en la etapa infantil: la ansiedad de separación. Aunque el niño tenga suficiente edad para saber que no será abandonado realmente, el hecho de hacerle revivir esta ansiedad puede dispararle interiormente ciertas alarmas. Lo que ahora puede temer no es la separación física sino la emotiva, de tal forma que el niño corregirá su conducta actual y futura no por las razones de los padres sino por las suyas (temor a perder el respaldo emocional de los padres).
  • Como en todas las técnicas basadas en la retirada de atención, recuerde que deben introducirse momentos de atención hacia el niño contingentemente a la aparición de conductas deseadas. El refuerzo verbal y físico (halagos, abrazos, manifestación de alegría, entrega de algún premio, etc.).


Saciación
El objetivo es el mismo que antes, suprimir conductas inapropiadas mediante la retirada de un refuerzo positivo, pero en este caso se trataría de alcanzar esta meta mediante el proceso de saciación. Hay dos variantes:
•    Saciación de estímulo o de reforzador: se proporciona tal cantidad del reforzador que mantiene la conducta, que acaba perdiendo su valor reforzante.
•    Saciación de respuesta, práctica negativa o práctica masiva: en este caso se trataría de que la persona emitiera de forma masiva la conducta que se pretende eliminar.
Entre sus aplicaciones destacan los trastornos por tics y las conductas de atesoramiento.

Sobrecorrección
Este procedimiento consistiría en la administración contingente de consecuencias aversivas que se relacionan con la conducta inapropiada a la que siguen.
Variantes:
•    Sobrecorrección restitutiva: la persona deja su entorno en un estado mucho mejor al que tenía antes de la conducta.
•    Sobrecorrección de práctica positiva: se trataría de practicar repetidamente una conducta positiva.
Las conductas agresivas, la autoestimulación y la enuresis están entre sus principales aplicaciones.

 

Sistemas de organización de contingencias

 

En este apartado veremos la técnica de economía de fichas y los contratos de contingencias.


Economía de fichas
Esta técnica tiene el objetivo de eliminar conductas inapropiadas y fomentar las conductas adecuadas. Es muy frecuente aplicarla en ambientes institucionalizados como escuelas, psiquiátricos o prisiones. Tiene una fase de implantación, en la que se deciden los siguientes temas:
•    Identificación de las conductas objetivo.
•    Elección del tipo de fichas.
•    Selección de los reforzadores de apoyo.
•    Establecimiento de las condiciones de canje.
•    Sistemas de penalización.
•    Registro para contabilizar las fichas.
Y posteriormente tiene otra fase de desvanecimiento, que puede tomar diversas variantes:
•    Aumentar el tiempo entre las entregas de las fichas.
•    Incrementar el criterio para el canje.
•    Reducir el número de fichas ganadas por una conducta.
•    Aumentar el número de fichas necesarias para la obtención de un reforzador.

Esta técnica suele funcionar muy bien para regular los refuerzos que reciben los niños. Para obtener un premio (juguete, salida a parque temático, excursión, etc...) deberá efectuar una serie de conductas deseadas (o dejar de hacer otras) que deben concretarse (portarse bien, obedecer, estudiar, ordenar sus cosas, etc...).

Tras efectuar esta conducta se le dará inmediatamente un reforzador (puntos, fichas...) que el niño ira recogiendo hasta llegar a una determinada cantidad, momento en el que se le entregará el premio final. También se pueden pactar pequeños premios inmediatos para ciertas conductas deseadas al tiempo que se acumulan puntos para el premio mayor (refuerzo demorado). Lo importante es conseguir que el niño se dé cuenta que obtiene mayores beneficios y privilegios actuando de forma correcta.

Algunos puntos claves para el buen funcionamiento:

  • Dichos premios deben estar pactados de antemano, ser claros y atractivos para el niño. Busque realmente cosas que le gusten (no sirve pretender que se gane algo que necesita, por ejemplo, unos nuevos lápices para el colegio).
  • Asegúrese de que al principio puede ganarlos más fácilmente para motivarle. La entrega de estos premios debe ir acompañada de un halago sincero "estoy muy contento", "lo haces muy bien...." y, evidentemente, nunca deben ir acompañados de verbalizaciones negativas del tipo "a ver cuánto dura..." Cuanto más pequeño sea el niño o más inquieto, más cortos deben ser los períodos en los que se evalúa la conducta (no funcionará prometerle algo si aprueba el curso dentro de tres meses).
  • En el caso de niños hiperactivos tenga en cuenta que hay especial dificultad para posponer las cosas. En todos estos casos, si se entrega una ficha como reforzador, ésta podrá ser intercambiada (al menos al principio) inmediatamente por algún objeto de su deseo (pequeño juguete, golosinas, etc...). Deberá procederse de igual modo con niños que presenten discapacidad intelectual.
  • Es importante que se cree una lista o cartel donde se puedan visualizar el estado de los puntos obtenidos y los que le faltan para llegar al premio, cuando éste se demora según el plan establecido. En caso de la aparición de mala conducta puede también utilizarse la retirada de alguno de los puntos (coste de la respuesta).
  • Sea constante en la aplicación de ésta técnica y no se deje llevar por la frustración en el primer contratiempo. Se necesita tiempo para cambiar hábitos mal adquiridos y no hay soluciones mágicas al respecto.
  • Recuerde que cuando dé instrucciones a su hijo, debe hacerlo de forma clara y concreta, sin contradicciones y de forma que sean comprensibles para su edad. Procure no hacerlo acompañado de contacto físico instigador (la utilización de la instigación ha demostrado ser un gran potenciador del incumplimiento).

-Estas técnicas suelen ser muy efectivas para el control de las conductas tanto en el ámbito familiar como en el escolar. No se trata de que el niño aprenda a funcionar siempre a base de premios sino de darle, al principio, motivos para iniciar un cambio en sus conductas. Lo que se espera en el futuro es que las conductas adecuadas se mantengan no por los premios sino por lo que llamamos "reforzadores naturales". Por ejemplo, un niño puede empezar a no efectuar determinadas conductas disruptivas por ganarse el premio, pero este cambio de comportamiento puede hacer que funcione mejor con sus amigos y esto convertirse a medio plazo en un reforzador más potente que el premio inicial. Las conductas pasan a ser controladas por las consecuencias positivas que se generan en su entorno.


Contratos de Contingencias

Lo mismo que en el caso de la economía de fichas, se trataría de controlar las consecuencias de las conductas, a fin de que no se produzcan refuerzos inadecuados para conductas incorrectas, o falta de refuerzo para las deseadas.

El contrato de contingencias es un documento escrito que explicita las acciones que una persona (contrato unilateral) o varias personas (contrato multilateral) están de acuerdo en realizar, y establece las consecuencias del cumplimiento o no cumplimiento de tal acuerdo.

La mayoría de nuestras conductas están reguladas por contratos.

El problema se presenta en los casos en los que no está claro qué consecuencias se derivarán para la persona, por no cumplir un contrato. Es decir, cuando existe un cierto contrato "implícito", pero no están explicitadas claramente, ni las conductas a realizar ni sus consecuencias.

Es posible que esta falta de precisión explícita, permita que una persona desarrolle conductas poco adaptativas a su medio (llegar todos los días tarde a casa).

Los contratos son especialmente útiles para personas con escasa capacidad de autorreforzamiento.

En un contrato deben especificarse:

  • La conducta o conductas que se espera que emita cada una de las personas implicadas.
  • Las consecuencias que obtendrán caso de realizar esas conductas.
  • Las consecuencias que obtendrán caso de no realizar esas conductas.

Eventualmente, pueden incluirse dos elementos más:

  • Una cláusula de bonificación por largos periodos de cumplimiento.
  • Un sistema de registro que permita controlar las conductas emitidas y los reforzamientos recibidos.

 

CONDICIONES GENERALES QUE DEBE REUNIR UN CONTRATO
1.    Debe incluir un enunciado detallado de la conducta o conductas específicas que se desean modificar o controlar.
2.    Deben establecerse criterios sobre la frecuencia de las conductas especificadas y el límite de tiempo en que deben llevarse a cabo, para cumplir los objetivos del contrato.
3.    Deben especificarse las contingencias que se derivarán caso de llevar a cabo las conductas señaladas como objetivo.
4.    Deben especificarse las contingencias que se derivarán caso de no llevarse a cabo las conductas objetivo, bien por fallos en la frecuencia, en la intensidad y en el tiempo.
5.    Conviene incluir bonificaciones adicionales si la(s) persona(s) implicada(s) exceden los requisitos mínimos del programa, a fin de que sea más ventajoso procurar las mejores realizaciones posibles.
6.    Deben especificarse cómo van a ser observadas y medidas las conductas para establecer si se cumplen o no los criterios establecidos (Ha de hacerse sobre conductas observables y medibles).
7.    Las contingencias especificadas, tanto las positivas como las negativas, deben seguir con la mayor rapidez posible a la emisión o no emisión de las conductas, especialmente en los primeros momentos de vigencia. Posteriormente, es posible establecer una demora mayor.
8.    Los contratos iniciales deben buscar y recompensar pequeñas aproximaciones al rendimiento deseado: Se deben maximizar las posibilidades de éxito del contrato inicial, de modo que ambas partes se animen a intensificar sus exigencias en contratos futuros.
9.    Como en todas las técnicas operantes, los contratos conductuales deben hacer especial hincapié en las consecuencias positivas, frente a las negativas.
10.    Conviene que, en los primeros momentos, el contrato provea de consecuencias más positivas a la persona implicada que las que obtendría al no implicarse.
11.    Las condiciones del contrato deben establecerse por acuerdo entre las distintas partes implicadas.

12.    El contrato se debe plasmar físicamente. Se debe establecer por escrito y las personas implicadas deben firmarlo.